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Lisboa

Hoy, tampoco voy a recomendar ningún sitio de tapas, ni nada por el estilo,voy a recomendar ir a Lisboa. He hecho una escapada a esta ciudad, y no se si es porque yo viajar, viajo poco y no puedo comparar con otros lugares o porque la ciudad tiene encanto, pero el caso es que a mi me ha gustado mucho. Así que como en mi es algo "cuasi" extraordinario, os voy a contar mi escapada con todo lujo de detalles (más o menos) y alguna foto, si es que tengo alguna que esté a la altura de las circunstancias ( no soy muy buen fotografo).
Como desde Madrid a Lisboa hay unos 600 y poco kilometros, optamos por ir en coche y de paso nos ahorramos el "astronómico" precio del billete de avión. Elegimos un hotel económico, el Ibis en la Av. José Malhoa, no está muy céntrico pero tiene una parada de metro muy cerca ( Praça de Espanha y Sete Rios).
Lo primero que hicimos fue comprar la Lisboa Card, para tres días: total 35 € por cabeza, incluye visitas a monumentos gratis y otras con descuentos además del transporte gratuito: metro, tranvias, elevadores...Compramos la tarjeta en la Plaza de Comercio, por lo que fue alli donde comenzamos nuestra ruta por Lisboa. Desde alli nos dirigimos a la Baixa, donde se encuentran la Plaça del Rossio y la Plaça da Figueira, desde donde se ve el Castillo de San Jorge. Como muy cerca está el elevador de santa Justa, que une la ciudad con el Chiado y el Barrio Alto. Merece la pena subir por la panoramica que se tiene desde alli del barrio de la Alfama y el Castillo de San Jorge. Desde alli nos dirigimos al Chiado, pasando por las ruinas del la Iglesia do Carmo, que fue tal y como quedo la Iglesia despues del gran teremoto de Lisboa. Muy cerca de aqui está uno de los símbolos del Chiado, el Café "A Brasileira", asi que paramos para tomar un café (aún no era hora de comenzar con cervecitas). Desde aqui nos dirigimos al Barrio Alto, el barrio del Fado, por lo que muchos locales no abren hasta la tarde. callejando un poco llegamos nos topamos con uno de los elevadores( funiculares) tipicos de Lisboa, el elevador de Bica, hicimos el recorrido de ida y vuelta, y volvimos hacia el Barrio Alto. Decidimos que ya era hora de tomarnos una cervecita e hicimos una pequeña parada. Despues nos dirigmos en busca de otro de los elevadores, el de Gloria, que ademas de permitirnos difrutar tambien de unas muy buenas panoramicas de la ciudad, nos llevo de vuelta a la Baixa.
Una vez abajo empezo la busqueda de un resturante . Una vez encontrado uno que nos convenció, comimos algo muy tipico, "bacalhau". Debo decir que estaba muy bueno, no recuerdo el nombre del plato, pero era como una especie de revuelto con patatas y bacalao. Todo muy bien hasta que llego la hora de pagar, 30 € por cabeza, por el bacalao, el vino, el pan, el café y los aperitivos.....y es que los aperitivos que tan amablemente te sierven, no son gentileza de la casa mientras esperas, no, son de pago, algo de lo que te avisan cuando te traen la cuenta, y nosotros diciendo "que amables que son, mira que aperitivos tan buenos y abundantes" (por lo que me han dicho después es una costumbre de todos los restaurantes portugueses, asi que cuidado que luego vienen los sustos en la cuenta). Despues nos tomamos en la Plaça del Rossio, un chupito de licor de guinda, que se llama "Ginjinha".
Por la tarde subimos primero a ver la Catedral (La Seo) y desde alli en el tranvia más turistico de Lisboa, el 28 con todo el encanto de los tranvias antiguos, hasta el Castillo de San Jorge, merece la pena sobre todo por la panoramica de ciudad esta vez, del Chiado, del Barrio Alto y del Tajo. Después un recorrido tranquilo (según los demas, deben tener distinto concepto que yo de paseo tranquilo) por la Alfama, y visitando sus miradores: "Mirador dos Portas do Sol" y el "Mirador de Santa Luzia", este último tiene su encanto aunque está un poco deteriorado. Este barrio conserva el encanto de sus fachadas de azulejo, sus calles estrechas, y sus escalinatas. Bajamos de la Alfama en otro de los elevadores, el de Lavra, casi al lado de la Av. de la Liberdade, cenamos por la zona y desde aqui el metro y al hotel a descansar del ajetreado dia de subir y bajar
Al día siguiente nos fuimos a Sintra, pero en lugar de ir en el tren a pesar de tenerlo incluido en la Lisboa Card, fuimos con el coche. primero paramos para ver el Palacio de Queluz, al que llaman el Versalles portugués, merece la pena su visita, y desde alli nos dirigimos a Sintra, aparcamos el coche y aguntamos la cola correspondiente para coger el autobus (asi no habia que preocuparse donde dejabamos el coche arriba) para subir al Palacio da Pena y después para comprar la entrada para entrar al Palacio (descuento con la Lisboa Card). Este palacio que combina los colores con los que esta pintado con los azulejos y con unas formas muy originales, hacen que parezca sacado de un cuento. En Sintra, tambien hay que visitar el Palacio Nacional, en el que destacan dos grandes chimenas y la decoración de sus salones a base de azulejos. Desde aqui nos dirigimos a Cascais, aunque con muy poco tiempo y no nos dió tiempo a visitar Estoril. Cenamos (o fue merienda-cena) en Cascais, pescadito, aunque no fue barato.
Después de todo el día fuera de Lisboa hoy tocaba ir a Belem, a ver el Monasterio de Belen, de estilo manuelino muy bonito, la Torre de Belem y el monumento a los Descubridores, desde arriba se puede ver una bonita vista....pero a mi lo que más me ha gustado de Belem no ha sido eso, si no algo que todo el mundo que va te recomienda.... Los Pastelitos de Belem están buenisimos, eso si también tienes que hacer cola para sentarte y disfrutarlos. Como teniamos la Lisboa Card y estabamos dispuestos a amortizarla al máximo, también visitamos el Museo Naval y el Museo de Carruajes
Regresamos al centro de Lisboa, y despues disfrutamos de un tranquilo ( esta vez si fue tranquilo) paseo por el centro y cenando, como no, otra vez "bacalhau".
El último día después de dejar el hotel cruzamos al otro lado del rio y fuimos a ver el Cristo Redentor ( en el pueblo de Almada) y la maravillosa vista que hay desde el otro lado de Lisboa.
El viajecito me ha gustado mucho, Lisboa tiene encanto a pesar de que recorrerla resulta cansando con tanto subir y bajar ( y menos mal que tienen elevadores) y los alredores merecen la pena. Solo un par de cositas, Lisboa no me ha parecido barata para comer y el bacalhau muy bueno, pero un poco repetitivo...