Momento para ir: de mayo de septiembre.
Si dispones de cuatro días, tienes el tiempo suficiente para hacer una escapadita al norte de Europa, y así visitar dos ciudades muy diferentes entre ellas: Helsinki y Tallin.
El itinerario a seguir es: volar a Helsinki, donde te puedes quedar la primera noche (reserva por internet el hotel). Es una ciudad muy nueva, tanto por sus construcciones como por su gente (creo que el porcentaje mayor de población está en torno a los 25-45 años), por lo que hay bastante ambiente de gente en la calle. La zona más conocida se encuentra en torno al puerto.
En el puerto puedes coger uno de los trasbordadores (catamaranes) que cruzan el mar Báltico hasta llegar a Tallín. Os aconsejo que en la propia oficina de la compañía del catamarán, contratéis el hotel en Tallín (te ofrecen paquetes de trasbordador y hotel), pues es muchísimo más barato que contratarlo aquí en internet. Este transporte es para ellos como los autobuses para nosotros, y tardan unas 2 horas en el trayecto. Es muy curioso ver cómo todos los finlandeses, en cuanto suben al barco, van corriendo a la barra a beber alcohol, y a la vuelta vienen cargaditos de cajas de botellas de vodka....(y yo iba preocupada porque había comprado una botella de medio litro de vodka!!!).
Tallín es una ciudad medieval que está muy bien conservada. El casco antiguo parece salido de un cuento de hadas. A mí personalmente me encantó. Aquí puedes disfrutar de una cervecita en una de sus numerosas terrazas (en las que tienen estufas y te dan mantita para las piernas, porque realmente hace frío), una buena cena o de ir a una taberna típica (con camareros con trajes típicos, cervecitas de medio litro y música en directo) en la que seas tú el único turista.
...y al día siguiente, vuelta en el catamarán a Helsinki......y a casa.
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